Akira Toriyama, el legendario mangaka japonés, partió hace algunos días, dejándonos un camino de talento y creatividad en el mundo del anime, manga y videojuegos.
La mañana de este viernes 8 de marzo despertamos en este lado del Pacífico con una triste noticia, Akira Toriyama, el célebre artista y creador de Dragon Ball falleció el pasado 1 de marzo. Una noticia que golpeó no solo a los amantes de Goku y compañía, sino que también a todos los que nos encanta la cultura popular.
Akira Toriyama, fue un visionario creador y artista de manga y anime, que dejó una huella imborrable en la cultura pop japonesa y mundial. Nació en Nagoya, Japón en 1955. Emergió como talento prodigioso en la década de los ochenta con su obra maestra Dragon Ball. Este relato épico de aventuras, artes marciales y deseos concedidos por las legendarias Esferas del Dragón cautivó a audiencias de todas las edades y orígenes, catapultando al Toriyama como unos mangakas más influyentes de su generación.
Su habilidad para combinar una acción vibrante con humor ingenioso, sumado a personajes entrañables y escenarios coloridos y únicos, impulsaron a Dragón Ball para convertirse en un fenómeno global. La fiebre por la creación de Toriyama también llegó a Chile, y durante los noventa ninguno de nosotros estuvo ajeno a su encanto. Recuerdo con especial añoranza las tardes de monitos animados y las láminas de los álbumes de Salo, las que apostábamos en cada recreo con mis compañeros. Al menos en Chile dejó un legado profundo, una muestra de aquello lo podemos encontrar en el libro de Daniel Madrid, ¡Vamos a Buscar! el camino de Goku en Chile, invitados a leerlo.
Sin embargo, la contribución de Toriyama al mundo del manga y el anime va más allá de Dragon Ball. Antes de su éxito con la serie que definiría su carrera, cautivó a los lectores con Dr. Slump, una obra que fusiona la comedia absurda con elementos de ciencia ficción. A lo largo de su carrera, ha demostrado una versatilidad impresionante, incursionando en géneros que van desde la ciencia ficción hasta la fantasía, siempre con un estilo distintivo y una creatividad desbordante.
Dicho estilo y creatividad también lo llevó al mundo de los videojuegos, donde tiene un amplio catálogo de contribuciones. Según los registros Mobygames, Akira Toriyama figura en 78 títulos, desempeñando diferentes roles, que van desde el diseño de personajes, pasando por guionista y asesor. Sus primeras apariciones data de 1984 con el título Penguin Village para el computador de Fujitsu, el FM-7. Lo curioso de este primer videojuego, es que podemos ver a Arale, un personaje característico del universo de Toriyama.
Toriyama colaboró estrechamente con empresas de desarrollo de videojuegos, como Square y Enix (antes de su fusión), en la creación de personajes para la franquicia Dragon Quest, aportando su distintivo estilo a los diseños de monstruos, héroes y villanos que han cautivado a jugadores de todo el mundo. Dragon Quest tuvo un enorme impacto en Japón, pero lamentablemente, en occidente no corrió con la misma suerte, en parte por esa extraña justificación de la localización, argumentando que en este lado del mundo los juegos de rol no nos parecían atractivos.
Asimismo, su trabajo también se vio reflejado en otros proyectos, como Chrono Trigger, una joya artística de RPG para la máquina de Nintendo, donde sus diseños de personajes contribuyeron a definir la estética única y la narrativa inmersiva de este clásico del rol japonés.
La sinergia entre el talento y relato gráfico de Toriyama y el mundo de los videojuegos generó colaboraciones fructíferas que enriquecieron la experiencia de los videojuegos para millones de aficionados y jugadores.
Como muchos de los han partido antes que Toriyama, su legado perdurará en sus obras, personajes, historias y anécdotas de juventud, en los cartuchos de videojuegos, en las cintas de VHS y por supuesto en los corazones de muchas generaciones a lo largo de este planeta. Desde aquí un homenaje mortal para un ícono incombustible.