El pasado 21 de febrero se cumplieron 35 años desde la salida al mercado japonés de The Legend of Zelda para la Nintendo Famicom, sin duda uno de los títulos mas entrañables de la consola nipona. Creado por Shigeru Miyamoto. es una verdadera obra maestra y una completa revolución para la industria de videojuegos.
A mediados de la década de los 80s, la industria de los videojuegos venía en un espiral descendente como resultado de una seguidilla de pobres lanzamientos y escasa calidad en la producción de los videojuegos. Durante ese puñado de años, muchos proyectos y compañías fracasaron, teniendo como resultado despidos y cierres de funciones. No fue hasta 1985 y 1986 cuando Nintendo, bajo el ingenio de Shigeru Miyamoto, lanzó al mundo Super Mario y The Legend of Zelda, dándole un respiro a la empresa y devolviéndole la esperanza a toda una industria.

Todos sabemos que The Legend of Zelda es un gran videojuego, quizás de los mejores desarrollados, pero en ocasiones no logramos dimensionar lo importante que fue para la industria en sus días mas complejos. La inagotable imaginación de Miyamoto, Tezuka y todo el equipo de desarrollo, no solo revolucionaron la narrativa de los videojuegos de la época, sino que nos presentó una nueva forma de ver, jugar y entender los videojuegos. El gran legado de The Legend of Zelda no radica, exclusivamente, en sus componentes y desarrollos tecnológicos, o en sus escenarios o su hermosa música, mas bien es la mancomunión imaginativa de una serie de vivencias infantiles unida a una historia cautivadora y desafiante, depositada en un cartucho para 8 bits. Sin duda algo que nunca habíamos visto hasta la llegada de The Legend of Zelda.
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