El reciente estreno de la serie de Senna en Netflix, trajo del recuerdo una vieja historia entre Ayrton Senna y su relación con los videojuegos.
Me declaro un fanático de Ayrton Senna desde siempre. Lo vi correr, disfruté de sus hazañas y también lo vi morir en Imola, en una de las imágenes más desoladoras que recuerdo de mi infancia. Cuando vi que una serie sobre Senna se estrenaría este noviembre por Netflix, me tomé unos días para pensarlo.
La serie, de una factura única, reconstruye pasajes importantes en la vida del tres veces campeón de la Fórmula 1. La producción expone con precisión las habilidades y talento de conducción del piloto brasileño, además de episodios clave de su vida, como su lucha contra el establishment dominante en la máxima categoría, personificada en el francés Jean-Marie Balestre, presidente de la FIA en aquellos años.
Para muchos en esos años, Ayrton Senna encarnaba esa lucha constante contra los poderosos. La virtud del brasileño fue que siempre lo hizo con su talento, con su atención a los detalles y, por supuesto, con su velocidad. Magic Senna le apodaban, pues tenía una relación mágica con la velocidad. Otro de sus talentos era manejar bajó la lluvia, como lo demostró en una de las carreras más icónicas, especialmente para los seguidores de Sega y Sonic The Hedgehog: Donington Park 1993, en el Reino Unido.
Aquella tarde fría y lluviosa entre Derby y Nottingham, Senna dio una de las mejores vueltas bajo la lluvia jamás vistas, remontando desde la cuarta posición hasta el primer lugar en la vuelta inicial, Magic Senna. La historia dirá que Ayrton Senna ganó esa carrera, pero muchos, como yo, no solo recordaremos la vuelta magistral de Ayrton, sino también la inundación de letreros de Sega por todo el circuito de Donington Park y un trofeo muy particular en el podium. ¿Cómo llegó Sega a vincularse con la Fórmula 1?
Desarrollando un videojuego realista
A fines de los ochenta, la Fórmula 1 vivía uno de sus mayores auges en audiencia a nivel global. Uno de los principales factores fue la rivalidad entre Senna y Alain Prost que se gestó durante la estadía de ambos en McLaren. Fueron años de encuentros y desencuentros, de campeonatos, de sanciones y vetos, todo orquestado por Balestre, quien era el protector de Prost en la máxima categoría.
En esta fiebre de velocidad, Sega se aventuró en el desarrollo de un título que buscaba emular toda la velocidad y riesgo que se veía semana a semana en los grandes premios de la Fórmula 1. Fue así como en 1989 lanzó en Japón Super Monaco GP, un videojuego de arcade que recreaba toda la adrenalina de la máxima categoría.
Para aquel tiempo, Sega tenía bastante experiencia desarrollando títulos relacionados al mundo motor, especialmente en juegos con perspectiva en primera persona. Out Run y Super Hang On de Yū Suzuki son una muestra de la capacidad técnica de los desarrolladores de Sega de la época.
Este título de carreras pronto fue adaptado a las consolas domésticas, pero la diferencia de capacidad entre los diferentes sistemas hizo que la versión hogareña no tuviera la misma recepción que su versión arcade, mermando la experiencia de velocidad y gráficos.
Fue luego de esta experiencia que los caminos de Sega y Senna comenzaron poco a poco a cruzarse. La década de los noventa había llegado, Senna era bicampeón de Fórmula 1, y Sega ya había estrenado su sistema de 16 bits y un nuevo rostro: Sonic The Hedgehog.
Estrellas en los videojuegos
No es ningún secreto que Senna siempre tuvo una cercanía con Japón. Los motores Honda de su monoplaza campeón, sumado a su carisma latino y estilo luchador, y sobre todo sus actuaciones en Suzuka, siempre dejaron una grata imagen entre los japoneses. En este terreno fértil comenzó a gestarse una de las colaboraciones más curiosas y quizás poco recordadas en la industria de los videojuegos.
Si algo caracterizó a los noventa, fue ese lema de que todo podía ser posible, especialmente en marketing e impacto mediático. La industria de los videojuegos hizo de este lema un estandarte durante la década, donde cada punto de mercado importaba entre las empresas desarrolladoras y estudios.
En esta lucha casi descarnada por lograr más ventas, las diferentes consolas recurrieron a celebridades y famosos para protagonizar sus títulos, muchas veces sin suficiente sustento argumentativo o desarrollo técnico. Lo importante era llenar estanterías y presentar novedades para la próxima navidad o vacaciones de verano.
Así vimos a Michael Jackson protagonizar un videojuego bastante surrealista que a ojos de hoy podría resultar controversial. En esta línea, uno de los géneros que más explotó este recurso fue el deportivo. Esta era una de las estrategias de Michael Katz, presidente de Sega of America, para darle un empuje a la compañía a inicios de la década y entrar a competir en un segmento que Nintendo no estaba ocupando. Así surgieron títulos deportivos con el golfista Arnold Palmer o el futbolista americano Joe Montana, por dar algunos ejemplos.
El automovilismo no podía estar ajeno a este escenario donde las estrellas de los principales deportes llegaban a las carátulas de videojuegos. Fue así como en 1991 llegó Ayrton Senna a Sega. El vínculo lo estableció el empresario brasileño Stefano Arnhold, propietario de Tec Toy, distribuidora oficial de Sega para todo Brasil.
Arnhold se acercó a Sega of Japan para presentarles la idea de unir la figura de Ayrton Senna con Sega. Según cuenta el propio Arnhold en una entrevista, la idea inicialmente la presentó a Sega of America, pero los del norte la rechazaron porque no veían que la Fórmula 1 fuera un deporte lo suficientemente atractivo para su mercado. Esto hizo que Arnhold se lo ofreciera a la filial japonesa, los nipones aceptaron de inmediato.
Para aquel entonces, Ayrton Senna ya era una figura conocida en Japón y gozaba de gran popularidad entre los fanáticos de la Fórmula 1 y especialmente entre los trabajadores de Sega. En la interna de Sega ya existían personas que habían tenido contacto con Senna en la década anterior, en particular, Shoichiro Irimajiri, quien había trabajado en Honda durante dos décadas y había sido presidente de su división estadounidense. Además, había dirigido la división de Fórmula 1 de Honda, compañía que motorizaba al McLaren de Ayrton Senna.
Todo este tejido complejo hizo que la llegada de Senna a Sega comenzara a concretarse. El objetivo de la empresa japonesa era que Ayrton Senna participara en el desarrollo de la secuela de Super Monaco GP.
Una nueva generación de videojeugos
En este proyecto, Ayrton Senna se involucró hasta la médula. A diferencia de otras estrellas del deporte que solamente entregaban sus derechos de imagen o su participación promocional, el brasileño quería ir más allá. Senna quería contribuir a desarrollar una nueva generación de videojuegos de carreras.
Algo que siempre caracterizó a Senna era su meticulosidad y conocimiento detallado de los aspectos técnicos de sus automóviles, algo que seguramente heredó de su padre, quien trabajaba en una metalúrgica y le construyó su primer kart. Esta atención al detalle hizo que Ayrton se asegurara de que el videojuego fuese lo más fiel posible a la experiencia de correr en un Fórmula 1. Esto era fundamental para que el juego llevara su nombre.
El 16 de octubre de 1991, Senna y Arnhold viajaron a Japón. Coincidía que aquel fin de semana se corría la penúltima fecha del campeonato de Fórmula 1 en Suzuka. La oportunidad era propicia para que Ayrton Senna visitara la sede de Sega en Ōta, Tokio. El encuentro estaba organizado para que el piloto y la empresa desarrolladora discutieran aspectos técnicos del título en desarrollo.
El arribo de Senna a la sede de Sega causó tal caos que tuvo que ser escoltado y llegar en barco para evitar el tumulto. En la sede lo esperaban alrededor de 400 trabajadores ansiosos por conocer al, hasta ese momento, dos veces campeón del mundo. La visita, planeada para durar 45 minutos, se extendió por cerca de 3 horas.
Durante este tiempo, muchos empleados de Sega intentaron ingresar a la oficina donde estaban Senna y el productor del juego, Atsuhiko Nakamura. Poco a poco, los curiosos que lograron entrar fueron rodeando al brasileño mientras éste repasaba los detalles de cada pista con los programadores del videojuego. Esta fotografía capta ese momento exacto, donde el equipo escucha atentamente a Senna.
En la agitada reunión, Ayrton Senna presentó tres modelos de pistas para incorporar a uno de los modos de carrera. Para el modo de campeonato mundial, el equipo de desarrollo le preguntó cuáles eran sus circuitos favoritos, a lo que el brasileño contestó: Spa-Francorchamps, Hockenheim y, por supuesto, Mónaco.
Además de estas elecciones de pista, Senna aportó su valiosa experiencia en otros aspectos, incluyendo las maniobras de adelantamiento y el sistema de frenado. Explicó con detalle cómo los coches debían sufrir daños progresivos al pasar por los “pianos”, afectando su manejo. En particular, señaló que el primer Gran Premio de Mónaco penalizaba excesivamente a los jugadores por usar los pianos, cuando en realidad los pilotos de Fórmula 1 los utilizaban regularmente. Además, insistió en que el equipo de desarrollo ajustara las velocidades máximas de los autos, ya que consideraba que eran poco realistas en la versión inicial.
Con la implementación de estos ajustes, Ayrton Senna dio su visto bueno para que su nombre figurara en el título. El equipo estaba complacido con sus aportes y la dedicación con que el piloto transmitió sus conocimientos y experiencias.
La historia dirá que ese fin de semana Senna se coronó tricampeón mundial otra vez y que además afinó los detalles del videojuego que llevaría su nombre. Suzuka y Japón siempre fueron su talismán, forjando una relación de idolatría hacia el brasileño que perdura hasta hoy.
Ayrton Senna’s Super Monaco GP II se lanzó en el verano de 1992 con gran éxito. Tec Toy planeó un lanzamiento en el autódromo José Carlos Pace en São Paulo. Fue un título esperado no solo en Brasil; los japoneses y europeos, seguidores acérrimos de la Fórmula 1, también lo esperaron con ansias. Gracias a sus aportes al videojuego, Ayrton Senna recibió un crédito de supervisor por su contribución a la versión de Genesis y un crédito de productor por la versión de 8 bits.
Aquella visita a Japón de 1991 consagró a Ayrton Senna como el nuevo campeón de Fórmula 1, pero también sería su último campeonato en la máxima categoría. Años más tarde se mudaría a la escudería británica Williams para darle un nuevo aire a su carrera. Lamentablemente para él, y nosotros, su carrera y su vida tendría un drástico final.
El primer fin de semana de mayo de 1994, Ayrton Senna fallecería en el circuito de Imola producto de un choque fatal en la curva de Tamburello. Un fin de semana negro para la Fórmula 1, donde también se accidentó Rubens Barrichello y donde también perdería la vida el novato Roland Ratzenberger.
Fue un dolor gigante para todos los que nos apasiona la Fórmula 1. Senna, el piloto veloz, el rey de la lluvia, el luchador contra el establishment y defensor del gremio de pilotos ya no estaba, dejando un vació y recuerdo imborrable para muchos, pero que se volvió eterno en un videojuego.
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